Conócete a ti mismo
Un viaje de la
mente a La Consciencia
Más que una acción consciente y
voluntaria es un suceder, una
circunstancia, una coyuntura, un accidente, un conocerse por tropiezo con
situaciones. Es, aleatorio, fortuito, casual… Sirve para acumular
experiencia, siempre que esa experiencia no se convierta en uno de nuestros
mayores enemigos, haciendo de la persona alguien resabiado incapaz de
experimentar lo nuevo, lo inédito, lo fresco. Con frecuencia forma
actitudes fijas, inflexibles, duras como piedras, que le impiden crecer
psicológicamente.
El conocimiento de sí ordinario sirve para una vida
ordinaria y fines ordinarios. En él seguiremos en el sueño, en la oscuridad, en el
primitivismo psicológico, en la compulsiva corriente contemporánea, en el gran
juego. Válido para el saber, tener y poder del exterior, no para SER.
Conocimiento
de sí especial o extraordinario, consciente, voluntario
Para conocerse, hay que entrar dentro
de sí, estudiarse. Ver qué piezas hay, de que están hechas, que cualidades
tienen, qué funciones, para qué sirven. Habrá que conocer la relación que
existe entre las diversas partes, saber a que organización o sistema pertenecen
y cómo funcionan estos. Será necesario
saber cuándo funcionan correctamente y cuando producen distorsiones.
La persona que aspira seriamente a
evolución, al Despertar de la Consciencia (a lo Superior, a lo Espiritual...),
ha de hacerse un verdadero especialista de su interior, no basta con conocer
la superficie, ha de entrar en lo profundo.
Conocerse a sí mismo es una Ciencia.
El autoconocimiento genuino ha de atender a todas las partes de nuestro Ser,
física, psicológica y Consciente. Ha de ser global, integral, sin
condicionamientos... No basta con una dedicación accidental, coyuntural…
El conocimiento de sí especial,
excepcional, extraordinario, además de estudiarse a sí mismo, cuenta con dos
aliados indispensables: observarse y cuestionarse a sí mismo.
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