La Consciencia

 

Consideramos que el ser humano está en proceso de evolución, de crecimiento, de desarrollo. Una vez conseguido el suficiente progreso psicológico que nos urge, el siguiente paso cualitativo devendrá en el Despertar o activación de la Consciencia.

 

Completada la evolución física, con el óptimo desarrollo de manos y cerebro, acaeció el ser psicológico, alcanzando su máximo esplendor en la razón o intelecto y en el sentimiento. Ni razón, ni sentimiento común, son la culminación de la persona. Estos no son sino formas primarias de cualidades superiores por desarrollar. El máximo esplendor del ser humano, es, o más bien será, La Consciencia.

 

Así como del ser físico al ser psicológico hay un cambio cualitativo abismal, así lo hay del psicológico al Ser Consciente.

 

Significamos con el término “Consciencia”, el darse cuenta, tanto de sí, como de cuanto nos rodea. Es el ver nítido del ver, un acceso a la “Gran Realidad”, global, integral, más allá de la realidad parcial que recogen nuestros todavía pobres sentidos receptivos físicos y psicológicos.

 

La Consciencia no se produce de manera inconsciente, instintiva o automática, sino que exige de una cualidad superior, la Voluntad Real, de orden superior a nuestra seudo voluntad o voluntad condicionada supeditada al determinista deseo, interés o preferencia, generado desde el automatismo del subconsciente. Es la opción de querer (poder), ejecutada desde nuestra total libertad, dueña de sí.

 

La Consciencia implica también de un sentimiento no supeditado a la dualidad de felicidad y sufrimiento. Genera Bienaventuranza, Deleite, Dicha Consciente.

 

En el Estado Consciente no existe sufrimiento, tampoco mecanicidad o automatismo (propios del físico y del psicológico), ni está bajo los efectos del sueño, parcialidad o condicionamiento propio del psicológico, ni vive sujeto a la ignorancia del mismo.

 

En la Consciencia todo es “conocimiento real, saber”, “darse cuenta, ver, tener”, “acción libre y voluntaria, poder”, “dicha y gozo pleno, deleite”, en definitiva “SER”.

 

La Consciencia no necesita de la mente común, del pensamiento, de la memoria psicológica, es más, para su manifestación precisa de un silencio mental pleno.

 

La Consciencia se manifestará en el individuo cuando esté preparado.

 

 

 

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